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Recursos y… ¿Aptitudes? Actitud

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Todas las personas tienen un importante potencial constituido por las capacidades y habilidades con las que nace y las que desarrolla y las que adquiere a lo largo de su vida. Ese potencial está en relación directa con todo lo que nuestro cerebro nos permite hacer, pero en la misma medida también depende de nosotros mismos, de cada uno de nosotros, nuestra personalidad, experiencias y vivencias. Después también debemos tener en cuenta a las personas que conocimos y con las que nos relacionamos a lo largo de nuestras vidas, las que nos acompañan, las que nos encontramos, las que nos educaron, las que nos amaron y a las que amamos Pasado, presente y futuro, experiencias, sentimientos, relaciones, e incluso la forma en la que sentimos y vivimos cada experiencia forma parte de cómo somos y de lo que hacemos con ese potencial.

Pero siempre en primer plano, y pase lo que pase, somos nosotros los que lo poseemos: cada uno de nosotros, todos. Una parte importante de ese potencial se utiliza día a día, se detecta, identifica y aprovecha de forma práctica y cotidiana. Es lo que nos permite aprender, tomar decisiones, actuar y relacionarnos con los demás. Es esa parte de nuestro cerebro que siempre, o casi siempre, está funcionando.  Ese aprovechamiento del potencial humano es lo que llamamos recursos naturales del individuo . Todos los tenemos y prácticamente desde el primer instante de nuestro nacimiento iniciamos su aprovechamiento. A veces con un gran esfuerzo y otras veces casi sin darnos cuenta, vamos generando recursos, aprendiendo a hablar y a expresarnos, a ver y comprender el mundo que nos rodea, a encontrar y contactar con otros. Aptitudes y actitudes.  Otra parte de ese potencial lo intuimos. Sabemos que está ahí porque constantemente vemos su rastro, ya sea en nosotros mismos o en otras personas. Es lo que habitualmente conocemos como aptitudes.

Es decir, las tendencias naturales que una persona tiene para realizar determinadas actividades con mayor acierto que los demás. Las aptitudes son, en realidad, una manera intuitiva de aplicar y utilizar ese potencial en una actividad concreta. Cuando el aprovechamiento del potencial coincide con un trabajo o profesión lo bautizamos como vocación. Sin embargo, no todos llegamos a identificar, o darle salida a nuestro potencial en forma de aptitud o vocación, quizá porque no a todos les aflora a la superficie de forma evidente, o quizá porque no todo el mundo tiene los medios suficientes para hacerlo aflorar o bien se encuentra sumergido en un sistema sin aptitud real de mercado. Pero sería un error limitar el potencial humano a las aptitudes y la vocación. El motivo es sencillo: aunque sólo unos cuantos poseen o encuentran eso que llamamos aptitudes o vocación, el potencial es algo tan común y natural como tener cerebro y saber utilizarlo.

¿Saber utilizarlo? No, no se trata de una ironía malintencionada, sino de una sutil realidad. Todos tenemos un pequeño, pero extraordinario, cerebro humano en nuestra cabeza, y sólo por el hecho de estar ahí, ya está funcionando. El hecho de tener cerebro y que funcione no es lo mismo que saber utilizarlo. El actual Gobierno español sabe perfectamente de que estamos hablando; 5.800.000 parados durante 3 largos años ¿Aptitudes? No gracias, Empleo. Actitudes @marianorajoy actitudes… @elsociologo

1º Mayo: Movimientos Sociales en Red (Nuevos Medios)

En las sociedades modernas ha existido una amplia variedad de movimientos sociales, unos persistentes y otros transitorios, además de los que han conducido a la actividad revolucionaria. Los movimientos  sociales son una característica del mundo contemporáneo tan evidente como las organizaciones formales y burocráticas a las que con frecuencia se oponen.

Un Movimiento Social puede definirse como un intento colectivo de luchar por un interés común o de garantizar que se alcanza un objetivo compartido, mediante una acción colectiva que tiene lugar al margen de la esfera de las instituciones establecidas. Según Giddens, “los movimientos sociales tienen un interés doble para el sociólogo. Proporcionan un objeto de estudio y, lo que es más, ayudan a cambiar la manera que tienen los sociólogos de mirar ciertas áreas de comportamiento” (sociology; p. 646) .En sociología, “el estudio de los movimientos sociales suele distinguir entre las investigaciones sobre la movilización de los trabajadores y las que versan sobre otros movimientos sociales“.

El término movimiento social (MS) fue introducido al vocabulario académico por Lorenz von Stein en 1846 ( «Historia de los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el Presente (1850)» .Otra de las definiciones de movimiento social que nos encontramos es “la agrupación no formal de individuos u organizaciones dedicadas a cuestiones socio-políticas que tiene como finalidad el cambio social”. Surgen como modos de organización de todo tipo de colectivos y clases sociales (desde las élites hasta los marginados), a veces identificados con un campo político, más o menos concreto, y, en otras ocasiones, de forma interclasista y multipartidista.

Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, y, más reciente en su surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.

 A la vez que la globalización afecta los repertorios de acción con miras a la internacionalización de programas, identidades y demandas, los Nuevos Medios se valorizan aceleradamente como plataforma preferida para consolidar y proponer todo tipo esquemas organizativos y modelos de acción colectiva propios del movimiento social.

En muchos casos, “los Nuevos Medios se presentan como una oportunidad única de consolidar espacios de comunicación alternativos a los tradicionales y de rescatar la dimensión performativa de la comunicación versus su mercantilización y estandarización en los Medios Tradicionales. Ello sin hablar de las posibilidades a la hora de movilizar ideas en un marco más amplio que el local» (Castells,1999).

 Muchos estudios existentes en materia de Movimientos Sociales coinciden en que la apropiación y uso autónomo de Internet resulta crucial a la hora de cohesionar comunidades (Rauch, 2007) y movilizar sus ideas (Castells 1999), mediante el fomento de nuevas prácticas comunicativas contra el disciplinamiento de los usuarios (Sampedro,2006) y la formación en el uso de herramientas informáticas para la acción social y la democratización de las políticas de comunicación (Viser, 2007).

 En España, aunque el panorama es menos prolífico que en otros países, también existe una creciente bibliografía al respecto. Ángel Calle, defiende la «emergencia de una nueva cultura de movilización» que mantendría una vinculación constructiva con los movimientos previos y surgiría a partir de unas oportunidades políticas (la globalización y la persistencia de redes de protesta), mediáticas (Internet) y culturales (la postmodernidad y una cultura local y antiautoritaria), apostando por democratizar la globalización frente a las desiguales interrelaciones sociales marcadas por los mercados.

 Salvador Martí ha insistido en encuadrar a los movimientos de resistencia global en el marco de la globalización y la sociedad de la información,  señalando su actuación en ámbitos micro y macro, a partir de posiciones  reactivas y proactivas, siendo sus mayores éxitos, por el momento, simbólicos en los diferentes Gobiernos.

 Por tanto, a raíz del contacto entre movimientos sociales y nuevos medios, se puede hablar de un modelo comunicativo de carácter: horizontal, pedagógico, creativo y democrático, pues conciben sus acciones como herramientas de cambio social, de poder ciudadano y de reapropiación de la vida política por parte de la sociedad civil. Como ejemplo, el último «arrepentimiento real», consecuencia de la indignación pública reflejada por la ciudadanía en las redes sociales. Ello, viene no sólo a demostrar, sino también a confirmar, al 100%, el inmenso papel que juegan las redes sociales en la participación y cambio en la vida política y pública de un determinado país, sustituyendo así a los diarios de tirada nacional que, en palabras de Cebrián, “ya no vertebran la opinión pública” (El país,22/04/12). Sin duda, es el ejemplo más significativo pero existen, que duda cabe, numerosos ejemplos donde las nuevas plataformas sustituyen, en poco tiempo, a los medios tradicionales en papel y a los medios gubernamentales dirigidos sin consenso político. (Último ejemplo autoridad parlamentaria; RTVE).

 La idea de que la ciudadanía ha de ser protagonista del desarrollo de un país ha marcado todo el trabajo de la cultura participativa. Desde hace mucho tiempo, se han producido conflictos entre los trabajadores y quienes tienen autoridad económica y política sobre ellos.  El estado de la participación ciudadana se convierte, así, en un claro indicador de la salud democrática de una sociedad, lo cual me lleva a plantear como cuestión final la siguiente duda:

¿Tú dónde estás: ¿En  Movimiento Social o en el Nuevo Medio? + follow

 1º Mayo 2012

@elsociologo DEMANDING THE RIGTH TO WORK

 

 

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