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1º Mayo: Movimientos Sociales en Red (Nuevos Medios)

En las sociedades modernas ha existido una amplia variedad de movimientos sociales, unos persistentes y otros transitorios, además de los que han conducido a la actividad revolucionaria. Los movimientos  sociales son una característica del mundo contemporáneo tan evidente como las organizaciones formales y burocráticas a las que con frecuencia se oponen.

Un Movimiento Social puede definirse como un intento colectivo de luchar por un interés común o de garantizar que se alcanza un objetivo compartido, mediante una acción colectiva que tiene lugar al margen de la esfera de las instituciones establecidas. Según Giddens, “los movimientos sociales tienen un interés doble para el sociólogo. Proporcionan un objeto de estudio y, lo que es más, ayudan a cambiar la manera que tienen los sociólogos de mirar ciertas áreas de comportamiento” (sociology; p. 646) .En sociología, “el estudio de los movimientos sociales suele distinguir entre las investigaciones sobre la movilización de los trabajadores y las que versan sobre otros movimientos sociales“.

El término movimiento social (MS) fue introducido al vocabulario académico por Lorenz von Stein en 1846 ( «Historia de los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el Presente (1850)» .Otra de las definiciones de movimiento social que nos encontramos es “la agrupación no formal de individuos u organizaciones dedicadas a cuestiones socio-políticas que tiene como finalidad el cambio social”. Surgen como modos de organización de todo tipo de colectivos y clases sociales (desde las élites hasta los marginados), a veces identificados con un campo político, más o menos concreto, y, en otras ocasiones, de forma interclasista y multipartidista.

Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, el movimiento ecologista, el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, y, más reciente en su surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.

 A la vez que la globalización afecta los repertorios de acción con miras a la internacionalización de programas, identidades y demandas, los Nuevos Medios se valorizan aceleradamente como plataforma preferida para consolidar y proponer todo tipo esquemas organizativos y modelos de acción colectiva propios del movimiento social.

En muchos casos, “los Nuevos Medios se presentan como una oportunidad única de consolidar espacios de comunicación alternativos a los tradicionales y de rescatar la dimensión performativa de la comunicación versus su mercantilización y estandarización en los Medios Tradicionales. Ello sin hablar de las posibilidades a la hora de movilizar ideas en un marco más amplio que el local» (Castells,1999).

 Muchos estudios existentes en materia de Movimientos Sociales coinciden en que la apropiación y uso autónomo de Internet resulta crucial a la hora de cohesionar comunidades (Rauch, 2007) y movilizar sus ideas (Castells 1999), mediante el fomento de nuevas prácticas comunicativas contra el disciplinamiento de los usuarios (Sampedro,2006) y la formación en el uso de herramientas informáticas para la acción social y la democratización de las políticas de comunicación (Viser, 2007).

 En España, aunque el panorama es menos prolífico que en otros países, también existe una creciente bibliografía al respecto. Ángel Calle, defiende la «emergencia de una nueva cultura de movilización» que mantendría una vinculación constructiva con los movimientos previos y surgiría a partir de unas oportunidades políticas (la globalización y la persistencia de redes de protesta), mediáticas (Internet) y culturales (la postmodernidad y una cultura local y antiautoritaria), apostando por democratizar la globalización frente a las desiguales interrelaciones sociales marcadas por los mercados.

 Salvador Martí ha insistido en encuadrar a los movimientos de resistencia global en el marco de la globalización y la sociedad de la información,  señalando su actuación en ámbitos micro y macro, a partir de posiciones  reactivas y proactivas, siendo sus mayores éxitos, por el momento, simbólicos en los diferentes Gobiernos.

 Por tanto, a raíz del contacto entre movimientos sociales y nuevos medios, se puede hablar de un modelo comunicativo de carácter: horizontal, pedagógico, creativo y democrático, pues conciben sus acciones como herramientas de cambio social, de poder ciudadano y de reapropiación de la vida política por parte de la sociedad civil. Como ejemplo, el último «arrepentimiento real», consecuencia de la indignación pública reflejada por la ciudadanía en las redes sociales. Ello, viene no sólo a demostrar, sino también a confirmar, al 100%, el inmenso papel que juegan las redes sociales en la participación y cambio en la vida política y pública de un determinado país, sustituyendo así a los diarios de tirada nacional que, en palabras de Cebrián, “ya no vertebran la opinión pública” (El país,22/04/12). Sin duda, es el ejemplo más significativo pero existen, que duda cabe, numerosos ejemplos donde las nuevas plataformas sustituyen, en poco tiempo, a los medios tradicionales en papel y a los medios gubernamentales dirigidos sin consenso político. (Último ejemplo autoridad parlamentaria; RTVE).

 La idea de que la ciudadanía ha de ser protagonista del desarrollo de un país ha marcado todo el trabajo de la cultura participativa. Desde hace mucho tiempo, se han producido conflictos entre los trabajadores y quienes tienen autoridad económica y política sobre ellos.  El estado de la participación ciudadana se convierte, así, en un claro indicador de la salud democrática de una sociedad, lo cual me lleva a plantear como cuestión final la siguiente duda:

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 1º Mayo 2012

@elsociologo DEMANDING THE RIGTH TO WORK

 

 

Conflictos

En el tránsito entre los dos milenios muchos conflictos permanecen y otros que venían fraguándose desde hacía tiempo se inician.

La segunda mitad del siglo XX, ha supuesto la conformación de una nueva sociedad mundial, que, ha sustituido a la sociedad internacional que marcó las relaciones internacionales a lo largo de toda la primera mitad de ese siglo, que tenía sus orígenes en la sociedad de Estados europeos que nació formalmente a partir de la Paz de Westfalia de 1648.

 Este cambio profundo, que ha afectado a la naturaleza misma de la sociedad internacional y a sus estructuras y dinámicas, se ha visto acompañado además a partir de finales de los años ochenta de un cambio también decisivo a nivel del sistema político-diplomático o sistema de Estados, como consecuencia del derrumbamiento de la Unión Soviética y del bloque comunista y el consecuente fin de la Guerra Fría y del sistema bipolar, que se habían impuesto desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

 De un sistema interestatal marcadamente bipolar, se ha pasado a un sistema que se mueve entre la unipolaridad desde el punto de vista militar y la multipolaridad desde el punto de vista político, económico y cultural y en la que las amenazas a la seguridad en el mundo de los Estados se plantean en términos multidireccionales y complejos.

 Estos dos procesos de cambio paralelos han provocado un cambio en las relaciones internacionales, tanto a nivel de realidades como de percepciones.

 Se suele considerar al siglo XX como un siglo muy violento. Es cierto, durante la I G. Mundial perecieron 10 millones de personas, durante la II G. M. 55 millones, y desde 1945 hasta principios del siglo XXI ha habido entre 25 y 45 millones de muertos en numerosos conflictos, una veintena de los cuales siguen abiertos hoy, pero no son noticia, son los llamados conflictos olvidados. En total, podemos calcular. de manera muy poco precisa. Que. pueden haber perdido la vida en todo el siglo pasado unos 100 millones de  personas.

La generalización de las guerras queda confirmada con el dato de que desde el final de la segunda contienda, sólo 63 países del mundo han estado exentos de conflictos armados, y el 90 % de esos enfrentamientos bélicos se han desarrollado en el denominado Tercer Mundo.

Otra idea importante es que con frecuencia la guerra tiene que ver con el grado de desarrollo tecnológico, a mayor grado de desarrollo le corresponde un mayor comercio mundial y esto conlleva menos guerras entre estados.

Por último, apuntar que aunque no nace ahora, si adquiere cada vez mayor importancia un tipo de conflicto muy específico: el terrorismo internacional y la lucha contra él, que en un futuro inmediato parece que va a tener mucha importancia en el orden de los Estados. El término “conflicto” parecer ser inherente en la conducta humana e infinito en el espacio “tiempo”. Conflictos humanos que nunca finalizan…vidas humanas que se pierden en el tiempo.

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